martes, 11 de noviembre de 2008

Sesshin pregnante en Aránzazu




Reunidos en shanga de participantes en sesshin, bajo la dirección en la enseñanza de Miguel Ángel Martínez Tarno, que se realizó en la hospedería del santuario de Aránzazu entre el 7 y el 9 de noviembre, pudimos congratularnos con el embarazo de cinco meses de nuestra compañera del dojo de Bilbao Cristina Lapatza. En el círculo de corazones se manifestaron gozos y agradecimientos así como algún que otro descubrimiento personal.

Brilló la fuente de la alegría
Una vez más Miguel Ángel, en su tarea de instructor, me sorprendió. Pude apreciar la rapidez de su mente para hilar y para desdramatizar la enseñanza. Su verbo es claro y directo, bien arropado de calor emocional. Las dificultades de la mística zen se allanan en el bien discurrir de una mente entrenada y documentada. Su cercanía siempre estuvo ahí para goce de todos.

El nasciturus, uno más en la shanga
Fue muy caluroso el recibimiento a Cristina Lapatza porque llegaba con un regalo muy especial: un hijo en su seno, que meditaría y recitaría con nosotros en las ceremonias. Como ella misma declaró: “Guillermo (alias propuesto por la shanga) ha estado bien, muy tranquilo y a sus anchas. Yo también he estado bien y esta sesshin ha sido como un regalo para mí.”

Para quien escribe estas líneas la ocasión fue símbolo de lo que somos y de lo que buscamos en el zen. Todos tenemos algo de nuestra misma carne y espíritu que necesita ser cuidado y reconocido y con un potencial de desarrollo insondable. Practicar el zen es realizar un embarazo espiritual que debe concluir naturalmente en un nacimiento a una nueva vida de la mente, o por lo menos de la forma de relacionarse con ella.

Tratando con ternura al cuerpo
José Gabriel Noreña ofreció sus servicios en sesiones de estiramiento que fueron amorosas y tonificantes para el cuerpo. Con voz calmada, y respeto por las condiciones físicas de cada cual, desgranaba su método. Gracias a su experiencia pudimos darnos cuenta de nuestras tensiones acumuladas en la coraza muscular. Quede ello como un aprendizaje valioso para despertar a la materia biológica.

Con buena comida se anda mejor el camino
Pude charlar en varios momentos con el padre franciscano José María Azkue, quien me dijo que el secreto de la casa estaba en la excelente cocinera que presta sus servicios en ella. Valoramos la sabrosura de sus guisos, que respetaron la norma vegetariana, y ello hizo grata la estancia.

Una hospedería excelente
Sentí alegría al ver la habitación: espaciosa, inmaculadamente limpia, confortable, luminosa, bien ordenada y con buena madera maciza de roble en suelos, puertas y armarios. Lo cierto, es que no eché nada de menos en relación mi propia casa. La hospedería Asis Topagunea fue reformada completamente hace siete años, según me relató el padre gestor de la misma. Pude asistir a mi primera sesshin de introducción con Dokusho sensei en el mismo lugar en su estado anterior avejentado. El resultado de la comparación entre aquel estado del edificio y el actual es como hablar de cosas sin parangón.

La casa ofreció una espaciosa sala para dojo y otra sala auxiliar para la enseñanza. Acondicionarlas fue tarea fácil porque el lugar es idóneo. Súmese a ello la energía espiritual que empapa las piedras y el paisaje, tras siglos de horación y recojimiento.

Y la sesshin dió sus frutos
El círculo de corazones mostró los deseos y logros de los participantes. Para los que se iniciaban fue un descubrimiento y una actitud de referencia, a pesar de la aparición del dolor. Para los conocedores de los retiros un ahondamiento y un refuerzo, una retroalimentación con lo fundamental. Hubo quien declaró que había descubierto que “me doy cuenta de que me doy cuenta”. Para mí un hecho expansivo en mi espíritu fue comprender que el ego, haga lo que haga, sigue siendo ego siempre; es decir, focalización polar, selección, pensamiento. Por tanto el ego ni gana ni pierde, ni obtiene ni deja de obtener, puesto que en sus cambios no puede cambiar su propia naturaleza cambiante. ¿Entonces, por qué empeñarse en quererlo rigidizarlo y permanentizarlo?

Besos, abrazos, deseos de volver a encontrarnos y despedida. Lo que empieza acaba.