martes, 17 de febrero de 2009

Sopa de verduras con arroz




Susana Luque


En este caso propongo una idea, de sobra conocida, para aquellos que no llegamos a comernos todo el arroz en el día y vamos acumulando de un día para otro algunos restos que si bien son poco para una comida nos pueden servir de base para alguna cosilla improvisada.

Aprovechando que tenemos el arroz ya listo, tanto en crema como cocido más seco, vamos a ir elaborando una sopa.

Ponemos agua a calentar y vertemos en ella las sobras del cereal. Dejamos a fuego bajo que vaya regocijándose al calorcillo.

Por otro lado vamos a ir pochando alguna verdura (en una sartén echamos la verdura con el fondo untado en aceite, no se trata de freir, ojo) , ¿qué os parece si cogemos alguna de estación,? Ahora tenemos la coliflor, la cebolla, y elegimos otro color, a sabiendas que podemos no conjugar bien la mezcla de verduras, pero aún así vamos a mezclar pocas para evitar errores mayores. Puede ser zanahoria o alguna de hoja verde.

Empezamos pochando la cebolla, cortada en láminas, hasta que quede transparente, le añadimos un poco de sal, la dejamos un ratito más al fuego y la vertemos a la olla. Ahora vamos con las otras, la de hoja verde la hacemos aparte, así es más fácil que quede bien pochada sin quemarse las otras verduras. No son cantidades industriales así que no temas por el tiempo que te va a llevar, de últimas para todo necesitamos emplear tiempo, es una buena ocasión para tomárselo con calma y esmero. La cortamos en tiras. Si tenemos acelgas, separamos lo blanco de lo verde. Ahora usamos lo verde para la sopa y lo blanco ya veremos. Cuando esté bien pochada, le añadimos una pizca de sal, la dejamos como a la cebolla y a la olla.

Igual hacemos con la coliflor, separándola en flores de lo más pequeña sin romperle la forma (no se trata de desmenuzarla), o bien la añadimos cruda. Ya las tenemos a todas en la olla, dejamos tal cual que pase una hora, tapada a fuego bajo. De vez en cuando miramos que no se esté asentando, aunque no hay cuidado con los cereales enteros. Si hacéis esto con una crema de cereal hecha con harina tenéis que estar más atentos y remover de vez en cuando. Ya tenemos la sopa. Añadir una vez en el plato un poco de miso, mugi miso está bien. Para mí es bueno el de Luz de Vida o el de Muso

De últimas, también podeis tan solo añadir cebolla pochada y dejar cocer largo tiempo (una hora, 45 minutos), es... otra forma.

Arroz integral




Susana Luque


Arroz integral: arroz integral, sal.
Preparación: Ponemos en olla a presión dos volúmenes de agua por uno de arroz. Cuando el agua comienza a hervir añadimos una pizca de sal y vertemos el arroz. Retiramos la espuma que se va acumulando en los bordes de la olla y tapamos. Dejamos que suba la presión y bajamos al mínimo. Hay una pista para saber si hemos mantenido la presión o no y es que cuando destapemos la olla debemos ver que en la superficie del arroz hay agujeros, pequeños cráteres que nos dicen que ha habido presión constante en el interior. Si no es así, debemos ir probando para conseguir la mínima llama que mantenga la presión, pues la cocción debe ser uniforme y "calmada". Puede que necesitemos el uso de un difusor para los fuegos de gas, no suele ser necesario en los electricos o de inducción, pero es mejor que vayais probando. Tenemos en cuenta que si hacemos cantidad para una persona los recipientes como ollas y demás se reducen en dimensión y cantidad, asi que hay que estar al loro y adaptarnos a las necesidades de cada cual. Lo que sí no varia es el tiempo de cocción. En este caso 50 minutos. Si lo dejamos media hora hay que tener en cuenta algo de lo que hablaremos con más detenimiento, la masticación. Sea como sea, masticar bien, hasta que el grano sea agua en vuestra boca y no tendreis problema de si está más o menos entero transcurridos los 30 minutos mínimos de rigor. Este arroz también puede servirse con tamari, o gomasio, etc. ¡Buen provecho!

Crema de arroz




Susana Luque

Ingredientes: arroz integral biológico, tamari, sal.
Preparación: Poner en olla a presión un volumen de arroz por cinco de agua. Cuando el agua hierva con fuerza añadimos una pizca de sal y vertemos el arroz. Esperamos que surja la espuma y la vamos retirando procurando quitar la menor cantidad de agua posible, te puede servir un colador o bien hacerlo con cuidado con una cuchara, rebañando los bordes donde se concentra la espuma en cantidad. Ahora queda poca espuma, ponemos la tapa y esperamos como de costumbre a que tenga presión y bajamos el fuego hasta conseguir mantener la presión con el mínimo calor. Dejamos cocinar una hora y media como mínimo. Transcurrido ese tiempo, apartamos, dejamos que salga la presión por reposo y listo para tomar. Cuando lo tenemos en el plato o cuenco le añadimos un poco de tamari (procurad que el tamari también sea de producción biológica para evitar química, añadidos o formas de elaboración que desvirtúan el alimento). Esta crema es un buen desayuno.

Alimentacion, salud y ser

Susana Luque/14.12.08

Bienvenid@s a este rincón culinario. Intentaremos que en este apartado puedas encontrar recetas que te despierten el gusto por la comida sencilla y saludable, si no te la has topado aún por tu cocina…

La cocina de la que humildemente os hago partícipe viene de la mano de la macrobiótica que conocí más de cerca gracias al trabajo del macrobiótico francés Renè Levy, y a su equipo, que hacen posible este acercamiento en “Cuissine et santé”. Este tipo de alimentación también está muy ligada a la dieta practicada en los templos de meditación budistas, e incluso da nombre a libros como “macrobiótica zen”, del maestro macrobiótico Georges Ohsawa.

Os invito a conocerla por encontrar en ella un buen modo de alimentarme y regenerarme, siguiendo un ritmo natural, que si bien está implícito en cada una de mis células, también reconozco que está en mi mano entorpecer, por ejemplo, y por el tema que nos ocupa, al usar inadecuadamente nuestros alimentos.

Considero que muchos de los problemas que actualmente nos azotan vienen de una mala alimentación que en nada ayuda a la regeneración del organismo, ni a su sano funcionamiento. Si bien es cierto que el alimento no es lo único que nutre o mal nutre nuestras vidas, no lo es menos que nombres de la talla de Hipócrates, por citar al más sonado, ya nos advertía de que la mejor medicina es tu alimento. Hoy en día, por desgracia o por simple desconocimiento, o porque también es una opción a elegir, se prefiere dar en todo la responsabilidad de nuestra salud al doctor, “para que me cure”, pero también existe la posibilidad de tomar las riendas y revisarnos ante cualquier síntoma que nos aqueja.

Lo que se nos acumula acaba estallándonos en evidencias, la normalizada enfermedad. Lo difícil es reconocer el origen y la correlación de hechos que han ido encadenándose hasta toparnos con esta temida compañera de viaje, que no siempre es causa de la mala suerte encontrárnosla, sino más bien de la inconsciencia en la que nos vivimos. Vamos repitiendo una y otra vez lo que nos hace mal sin ni siquiera percatarnos de los efectos de esos malestares, hasta que un día sin saber por qué, ni cómo, ¡zas! la enfermedad aparece, y corriendo a buscar a ese que me responda a ¡qué me pasa doctor! Y quizás entonces nos ayude que nos alivien el dolor, pero vale la pena replantearnos en lo posible nuestra actitud ante la base que nos conforma como seres terrenales de carne y sangre y huesos, o seguiremos tanto cometiendo los mismos errores que nos llevaron a la crisis, como sin herramientas para superarlos. Es otra forma de prestar atención y sensibilizarse con lo que uno es, a partir de lo que su organismo realmente le demanda.El hombre también tiene un ritmo y un hábitat natural, que poco tiene que ver con el que pretende mantener, y es observando este Orden que vuelve a participar de su propio orden. La tierra, el alimento natural y biológico (el que no ha sido dopado con química y respetado en su desarrollo natural), de estación, integral, sin aditivos, etc., en una adecuada proporción y asimilación, cocinado por nosotros según nuestras necesidades.

Alimentarse no es tan solo saciar el estómago y el paladar, sus efectos son más sutiles, lo veamos o no, e interrelacionados con los otros niveles del ser (emocional, mental, espiritual), ¿cómo separarlos…?
La tierra nos alimenta, y sobre ella vivimos regidos y en constante creación por las mismas leyes del universo, que no hay quien las pueda evitar aunque las desconozca, que impulsan la expansión de una galaxia, el latido de tu corazón, o me llevarán a morir y ser transformado mi cuerpo en comida para los gusanos, que siguen su ciclo universal, mansamente pastando sobre mis huesos ya roídos. Entonces ya nada importa, pero hasta entonces revisemos nuestras necesidades y formas de alimentarnos porque puede que algo sí tenga que ver el universo, mi alimento, y yo. Fue otro grande el que dijo que “somos lo que comemos”.
El cuerpo es nuestra puerta de entrada a terrenos más sutiles del ser, prestemos atención entonces a lo que hacemos con él porque podemos estar inmersos en un terreno fangoso que merece la pena ser limpiado para poder ver más allá de él, con mayor claridad.

No soy quién para dar consejos sobre la salud, por más que para mí el alimento sea mi medicina. Pero lo que sí puedo compartir con vosotros, es esa alimentación que me acerca sin duda a experimentar un poco más de la Vida.

Como decía el maestro macrobiótico George Ohsawa, “somos alimento transformado”, empecemos por ahí y a ver hasta donde llegamos.

Desde aquí os invitamos a participar de este otro rinconcito, que hoy abre tímidamente sus puertas, para enriquecernos unos a otros con lo que podamos ir aportando en él, o demandando también. Sea como sea, vamos a ir calentado los peroles, y como se dice en los carnavales “gaitanos”, “¡tipo, tipo, tipo!”,que viene a ser algo así como “¡ritmo, ritmo, ritmo…!”.

Sea por el bien de todos los seres…